Las baldosas que dividen el suelo,
dividen el aire,
dividen la calma
bordean el área recelada
disminuyendo mis ganas
disminuyendo mi fé;
y en el tránsito de presuntas salidas y estupideces
gravitan el suelo deteniendo el caminar.
Atrapados los deseos
en esas lineas carentes de profundidad;
en espera de esa fuerza,
de ideales,
de patrones y costumbres
en espera de mí.
Estefania Lourenco.