Ya cansada de sentir
Martha hoy jura viendo al cielo;
Cruz en mano hecha de dedos,
es testigo de su fe
y esa ocurrencia de no creer
alienta, ya absoluto, el caminar.
¿A dónde vas mirando el piso?
se pregunta ya en su andar.
A botar esta basura
par de tragos en un bar;
Ya instalada en esa barra
le resulta familiar
el olor y los cigarrros,
la tertulia y el llorar.
Se levanta tambaleando,
sus cabellos sin peinar
y se mira en el espejo
se lamenta una vez más.
“Ya no te quiero gran idiota,
ni tus chistes ni el cantar,
las estrellas que me diste
caducaron sin brillar.
Te regalo las sonrisas
que pescaste en mis pesares;
Hoy vendí todas las noches,
que compraste en restauranes;
Regale hasta los amigos,
que teníamos en común,
la tortuga y ese gato
los papeles del baúl.
Sin llamadas ni despidos,
no practico diplomacia;
Hoy me largo a mi ventana
a colores de mochila,
saco punta al carboncillo
y me olvido del reloj…
…de ti.
Ya cansada de sentir,
Martha hoy jura viendo al cielo…
Estefania Lourenco.
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