Martha camina y se abre paso
perseguida por sus miedos,
acelera la pisada
y se aleja de las dudas,
deja atrás unos cuantos años,
un camino y su verdad
y se marcha tambaleando
ni ella sabe a donde va.
Las palabras y los tragos
le hacen pronto sonreir,
la tertulia y los cigarros
Martha llega a confundir;
y se hunde velozmente
en su necia terquedad
de creer estar en lo cierto
de una historia sin verdad,
inventada por el ocio
por temores y vacío,
que su pobre alma padece
por errores cometidos.
Muchas voces le hacen bulla,
carcajadas y trasnochos
pero nada le alimenta
su tristeza y el desden,
de ideales destruidos,
de futuros no existentes
y regala otro suspiro,
cruza piernas,
sigue ahí.
Estefania Lourenco.
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